La cirugía de nalgas, o gluteoplastia, es una intervención destinada a mejorar la forma, firmeza y proyección de la región glútea, aportando una silueta más armónica y proporcionada. Se trata de un procedimiento indicado tanto para pacientes que desean aumentar el volumen de los glúteos como para aquellos que buscan corregir su flacidez o mejorar su simetría.
La gluteoplastia puede realizarse mediante diversas técnicas quirúrgicas, incluyendo el uso de implantes de silicona especialmente diseñados para esta zona, el injerto de grasa autóloga (lipotransferencia) o una combinación de ambas. La elección de la técnica dependerá de las características anatómicas del paciente, sus objetivos estéticos y la evaluación médica previa. Todas las intervenciones son personalizadas y se llevan a cabo bajo estrictos estándares de seguridad.
Recuperación y resultados esperados de la gluteoplastia
Tras la cirugía de nalgas, es normal experimentar molestias moderadas, inflamación y sensibilidad local, síntomas que suelen controlarse eficazmente con medicación analgésica. Se recomienda evitar la presión directa sobre los glúteos durante las primeras semanas, así como el ejercicio físico intenso. La mayoría de los pacientes retoman sus actividades cotidianas en un plazo de 10 a 14 días, siguiendo siempre las indicaciones médicas.
Los resultados comienzan a apreciarse de forma progresiva a medida que disminuye la inflamación, consolidándose a partir de las 6 a 8 semanas. El resultado final ofrece glúteos más firmes, elevados y con un contorno estético mejor definido, manteniéndose en el tiempo siempre que el paciente mantenga un estilo de vida saludable.